El entrerriano Ambrosio Miño (1914 - 1952) le dedicó este chamamé instrumental "El Gato Moro" o "Gato Moro" a Ernesto Ezquer Zelaya que, nacido el 21 de noviembre de 1904 (hijo de Ernesto Ezquer Leal y María Dolores Zelaya Galarraga), fue un hombre apreciado y muy respetado, que estuvo relacionado con grandes músicos chamameceros como Osvaldo Sosa Cordero, Ernesto Montiel, Ramón Méndez, Ambrosio Miño, Isaco Abitbol, Tarragó Ros y Tránsito Cocomarola, entre otros, a la vez que siendo un hombre culto tuvo como amigos a escritores importantes de su época como Leopoldo Lugones y Ricardo Rojas.
Ernesto Ezquer Zelaya fue un gran lector y escritor gauchesco, y en sus libros y artículos para diarios como La Nación, se refirió mucho a la cultura y a la identidad argentina.
También fue propietario de una estancia de más de 22 mil hectáreas llamada "Santa Tecla", ubicada entre Ituzaingó (Corrientes) y Posadas (Misiones), sobre el río Paraná y frente a la Isla Talavera (Paraguay) (Nota: esta isla quedó posteriormente sumergida en 1994 al construirse la represa hidroeléctrica Yaciretá-Apipé). Allí se realizaban reuniones donde concurría una gran cantidad de amigos, folkloristas en general y músicos chamameceros. Desde allí mantuvo su Agrupación Tradicionalista "Santa Tecla" desde donde forjó numerosos gauchos, a quienes incluso les suministraba su educación. Fue muy religioso, devoto de Santa Teresita del Niño Jesús. Y fue un gran bailarín de chamamé.
Justamente, por ello nació su apodo de "Gato Moro", cuando un día en una reunión, con asado y baile, en su estancia "Santa Tecla", estaba entre los concurrentes un comerciante español que al verlo bailar un chamamé con zapateo, refiriéndose a él, dijo "...baila como un gato, un gato...moro...". Y desde entonces le quedó el apodo de "Gato Moro".
Ernesto Ezquer Zelaya falleció en Ituzaingó, en la misma estancia que lo vio nacer, en la madrugada del Viernes Santo 12 de abril de 1952, a los 47 años de edad. Hasta poco antes de morir fue Agregado Cultural en la Embajada Argentina en Asunción del Paraguay. A pesar de sus diferencias políticas con el gobierno, fue el propio gobernador de Corrientes de ese momento, el General Filomeno Velazco, quien promovió su nombramiento.
La obra literaria de Ernesto Ezquer Zelaya editada se resume a seis libros, publicados en un lapso de ocho años: "Sucedió" (1938), "Poncho celeste, vincha punzó" (1940), "Puñado yohá" (1941), "Payé" (1943), "Cartas correntinas" (1944) y "Corrientes ñú" (1946). Ello le basta para ser el precursor de toda una generación de escritores costumbristas, que toman su camino señero para fundar una manera de narrar lo correntino. La mayoría de sus libros recopilan historias del campo correntino, costumbres, viejas rivalidades partidarias, experiencias en ese lugar móvil que son los Esteros del Iberá, formas de presentar la cultura local (
Literatura de Corrientes: una antología crítica).
El profesor Roberto Lizarazu, en "Historia y Doctrina del Partido Liberal de Corrientes", dice: "La pasión política del paisanaje, que despierta conflictos irresueltos desde siempre, y que reacciona ante la menor provocación que se sugiere, constituye el mayor de los ejes de la narrativa de Ezquer Zelaya. Él mismo dice que "En la Provincia de Corrientes (década de 1940) subsiste un fenómeno pintoresco de la historia argentina, en cuanto a colores de divisas se refiere. Se nace liberal o autonomista, como se nace rubio o trigueño". En realidad es la propia pasión política de Ezquer Zelaya la que el refleja en sus personajes. Don Ernesto era un liberal declarado y confeso y hacía un culto de esa circunstancia transformándola en determinante. Al mismo tiempo señala en sus personajes tanto la férrea voluntad de trabajo como la demostración a flor de piel de coraje, rebeldía y violencia de los paisanos y su natural reacción ante la menor circunstancia que contradigan su libertad de acción. Respecto a sus condiciones de patrón de estancia, las aguas están divididas. Algunos lo ven como un déspota medieval y otros como un precursor del modernismo patronal. Los segundos le reconocen el haber publicado su propio diario interno llamado “Vinchas”, de distribución gratuita en donde se reproducían material literario gauchesco, como versos del Martín Fierro, de su propia "Cartas Correntinas y Otras Yerbas" y diverso material de otros consagrados autores. Además había organizado un servicio escolar, que como no podía ser de otra manera, era rigurosamente obligatorio y gratuito, con maestras contratadas de manera privada, que enseñaban a leer y escribir a los hijos de su personal, incluso a muchos adultos que así lo deseaban, tanto de "Santa Tecla" como de campos vecinos."
Lizarazu continúa describiendo algunas cuestiones para el funcionamiento de la estancia "Santa Tecla". "Don Ernesto había redactado varias normas que reglaban las actividades laborales en "Santa Tecla". Algunos autores modernistas, sin considerar el momento y el lugar en que sucediera, critican por retrógrados estos reglamentos internos para "Santa Tecla". Es lo mismo que si quisiéramos analizar las "Instrucciones para el Estanciero", de José Hernández, con los conocimientos, la normativa, y la mentalidad actual."
A continuación, el reglamento de la Estancia "Santa Tecla" publicado en el libro del escritor e investigador Miguel López Bréard.
REGLAMENTO DE LA ESTANCIA "SANTA TECLA"
1º Los empleados pobladores y agregados de la estancia “Santa Tecla” deben reconocer y acatar como autoridad suprema al Patrón del establecimiento.
De los bailes y reuniones
2º En ausencia del Patrón queda prohibido el baile en las poblaciones y puestos de la estancia, salvo permiso escrito anticipado del mismo.
3º En las reuniones o bailes es prohibido: emborracharse, dar gritos provocativos, tirar tiros, faltar el respeto a alguno de los invitados o arrebatar las damas.
4º Las personas que son de afuera del campo y que llegan a un baile sin ser invitadas sin tener relación con el Patrón, no podrán bailar.
5º El personal residente en el campo “Santa Tecla” no deberá usar distintivos políticos, es decir: pañuelos de cuello azules, verdes o colorados y boinas de los mismos colores.
6º Queda terminantemente prohibido el uso de cuello, corbata, gorra de visera, casco de corcho, pajilla, sobretodo, polainas de cuero. Todas ellas son prendas que no son de criollos camperos y por lo tanto es muy feo que las use.
Enfermedades
7º Debe avisarse inmediatamente al Patrón o a sus representantes, cualquier caso de enfermedad que hubiera en las poblaciones.
8º El botiquín y el camión de la estancia están siempre gratuitamente a la disposición de la gente de “Santa Tecla”, en casos de enfermedad.
Buenas costumbres
9º Quien persiguiera mujer ajena, será duramente castigado.
10º Queda estrictamente prohibida la venta de bebidas alcohólicas, menos cerveza que se podrá vender únicamente en el boliche de “Santa Tecla”.
11º Debe avisarse enseguida al Patrón cuando lleguen a las poblaciones, pasajeros o visitas que queden en ellas más de dos horas.
12º El Patrón da como premio: dos vacas para lecheras, treinta pesos m/n. c/l. de premio, además de los gastos de la ceremonia a aquellas parejas de su campo, que deseen casarse civil y religiosamente.
Otras disposiciones
13º Queda prohibido en toda la costa de la Estancia “Santa Tecla”, sobre el río Alto Paraná la llegada de canoas que no sean de algún poblador o empleados del establecimiento.
14º Es prohibido a los pobladores, chacareros y puesteros tener más de dos chanchos en sus casas y además deben estar los que tenga, en chiqueros.
15º A las personas de “Santa Tecla” que no cumplan con las disposiciones de este reglamento, el Patrón las penará con represión, multa o expulsión del campo.
A las personas de afuera que infrinjan los artículos Nº 3, 5, 9, 10, y 13, se les aplicará represión, expulsión, cepo o látigo.
ERNESTO E. EZQUER ZELAYA
Ytuzaingó (Ctes.) 1937
Don Ernesto contaba con un permanente grupo de seguidores que no eran precisamente fans literarios. Muchos de ellos peones de la propia "Santa Tecla" y de de otros establecimientos vecinos, llamados “los ezquerceros” que constituían su tropa personal. Incluso había varios ezquerceros que eran oriundos de Posadas y se sumaban a la tropa cuando don Ernesto viajaba desde "Santa Tecla" al "Hotel Savoy" en Posadas. Cuentan algunos memoriosos que cuando se encontraban en el "Savoy", los ezquerceros y sus cabalgaduras ocupaban prácticamente toda la calle frente al hotel.
Don Ernesto tenía un cuento que él hacía a sus amigos invitados no correntinos a Santa Tecla. Les decía: "Tené cuidado con estos -señalando a los ezquerceros- mirá que estos no saben bailar el tango". Ante esa afirmación los invitados se veían obligados a preguntar "¿Cómo, por qué no saben bailar el tango?" Y Don Ernesto les aclaraba: "Porque no saben dar el paso atrás".
Finalmente, y en cuanto a lo musical, el chamamé "El Gato Moro" tiene una glosa muy conocida, la cual fue grabada con la voz del entrerriano Oscar Albornoz, con el conjunto de Tarragó Ros, el 22 de septiembre de 1969. Oscar Albornoz logró crear la síntesis de una pintura que se manifiesta en forma bella y sencilla.
Ernesto Ezquer Zelaya, "El Gato Moro".
EL GATO MORO (chamamé)
Música: Ambrosio Miño
Glosa: Oscar Albornoz
Cuando escucho "El Gato Moro"
me acuerdo de Ituzaingó,
de don Ernesto Ezquer Zelaya
que así allá se lo llamó.
También de la estancia "Santa Tecla"
que abrigó la tradición.
Hoy me embarga la emoción
al brindar este homenaje
del correntino paisaje
a tan ilustre varón,
que vive en el corazón
del bravío paisanaje.
Con información de:
-Gutiérrez Miglio, R. 2013. Isaco Abitbol "El patriarca del chamamé" y sus cantores. Ediciones El Reino Guaraní. Buenos Aires. p. 247-248.
-López Bréard, M.R. 2012. Ernesto E. Ezquer Zelaya - Gato Moro: el Señor de Santa Tecla. Moglia Ediciones. 61 p.