Para que los que se encuentran lejos de su querido Litoral, no olviden jamás sus paisajes, sus costumbres, su música y su gente...Desde 2007 en la web difundiendo y defendiendo lo nuestro.
De izquierda a derecha: "Tito" Schonalt, Edmundo Pérez, Juan Cabral y Diego Espíndola.
EDMUNDO PÉREZ
Acordeonista, autor y compositor Edmundo Pérez Filiberto, artísticamente Edmundo Pérez nació en Colonia Brugo, Provincia de Entre Ríos. Se inicia en la ejecución del acordeón de 2 hileras a muy corta edad y al poco tiempo ameniza fiestas familiares. En su formación tuvo como espejos a Ernesto Montiel y a su comprovinciano Abelardo Dimotta.
En el año 1955 forma el conjunto “Porá Iboti” junto a Oscar Granada, Angel Mendoza y Roberto Catalán. Luego de una década de presentarse en festivales de la región y audiciones radiales, en el año 1967 “Pora Iboti” con el bandoneonista Alfredo Suárez y las voces y guitarras de Pablino Taborda y Rogelio Suárez realiza recordadas presentaciones en Buenos Aires. En el año 1972 grabó su primer disco “Edmundo Pérez y su conjunto“. En este registro versionó clásicos como “Canto a Entre Ríos”, “Feliciano Orilla” y “Villa Los Lirios” junto a obras de su autoría como “Paraje La Pua”, “Paraná” y “Serenata costera”. En su carrera ha grabado más de 15 discos para sellos como “Parnaso”, “Redondel”, “Surco” y “Disc Jockey”, siendo el de más reciente edición, “Mi pago natal” editado en el año 2007.
Presencia obligada en los principales festivales de Entre Ríos, en la década del '80 realizó además presentaciones televisivas en ”Canal 13″ de Buenos Aires. Integraron su conjunto en actuaciones y grabaciones otros artistas como los bandoneonistas Valerio Pitavino, "Tito" Schonalt y Horacio “Cato” Truffe; los guitarristas Juan Carlos Luna y Diego Espíndola y las voces de Raúl Schubert, Juan Cabral, Rubén Perez y Mauricio Cabral.
En el año 2011 Edmundo Pérez recibió la “Mención de Honor Domingo Faustino Sarmiento” del Senado de la Nación, por su aporte a la cultura. Tembién recibió el premio al “Merito Artístico” otorgado por el Gobierno de la Provincia de Entre Ríos. Inspirado y prolífico compositor Edmundo Pérez es autor de más de 100 composiciones entre las que recordamos, “Camino del irupé”, “Cadencia litoral”, “Nostálgico y Sapucay”, ”Rey del monte”, “Manantial”, “Trino de monte”, “Montielera y nada más” y “Paisaje mío” por citar algunas. Edmundo Pérez se encuentra radicado en Paraná (Entre Ríos).
Aporte para conocer algo más sobre las raíces de la música entrerriana.
Roque "Tito" Casals Santa Elena (Entre Ríos)
Entre las especies folclóricas de la provincia de Entre Ríos, es el "tanguito liso" o "rasgueadito montielero", la expresión más genuina de su música. Se trata de una antigua pieza musical recogida de viejos acordeonistas, que animaban los fogones en los montes y obrajes del Montiel, de ahí su nombre. En cuanto a su nombre de "tanguito" proviene probablemente del hecho de que los inmigrantes colonizadores europeos, que se afincaron en Entre Ríos en la segunda mitad del siglo XIX, llamaban con el nombre de "tango" a cualquier modalidad musical argentina, incluído el Himno Nacional, vinculándolo con el naciente tango de la región del Plata. Para ellos era como decir "música de la tierra o música argentina". Su ritmo musical y baile tienen similitud con el rasguido doble y hay una llamativa coincidencia con lo que expresa en sus versos el gran cantautor correntino Mario Millán Medina, en los menos tres de sus composiciones. Ellas son: 1) "Bailecito Social". Dice que "...la entrerrianada de los Alcaraces al trotecito bailarán". 2) "El sobrepaso". Textual: "...correntinos, entrerrianos, paisanada a bailar, el tanguito montielero, rasguido del Litoral...El tanguito montielero siempre nos suele alegrar, rasguidito de los montes, que bailamos al compás. Bailecito de las yerras, de obrajes y ranchadas y en noches de luna llena, alegre bailan las peonadas". 3) "El rancho e' la Cambicha". Textual: "Esta noche que hay baile en el rancho e' la Cambicha, chamamé de sobrepaso tangueadito bailaré, chamamé milongueado al estilo oriental, troteando despacito como bailan los tagüé" (los entrerrianos). Más adelante expresa: "Y esta noche de alegría con la dama más mejor, en el rancho e' la Cambicha, al trotecito tanguearé". Es claro el mensaje de sus versos en los tres temas. Se refiere en forma concreta e inequívoca al baile que saben los entrerrianos, en clara referencia al "tanguito montielero". Don Mario Millán Medina, quien era un agudo observador de las costumbres sociales de los pueblos y parajes que solía visitar con su grupo musical, le agradaba compartir con la gente, conversar con ellos, de modo que esos diálogos les resultaron enriquecedores y le permitieron acrecentar sus conocimientos sobre costumbres, personajes, lugares, hechos culturales, etc., lo cual le sirvió de fuente de inspiración poética para muchos de los temas que componiendo a lo largo de su vida artística. Vivió muchos años en Viale (Entre Ríos) y desde allí salía a recorrer los bailes, actuando en los lugares más insólitos de imaginar: clubes, pistas de bailes, galpones de estancias y de estaciones de ferrocarril, pistas de tierra de los boliches de campo, en los patios de las escuelas de campaña. En estos lugares que amó profundamente, participó, se relacionó y recogió las vivencias de su pueblo. Su poesía reflejó todas esas vivencias y hoy tienen el valor de un documento, que se ofrece para el estudio de las especies musicales de su tiempo. En cuanto al baile del "tanguito montielero", no tiene una coreografía definida. Se baila en pareja enlazada e independiente, pero como pieza dancística se presta muy bien para el lucimiento de ambos bailarines, por la libertad de movimientos, basados en la creación espontánea, acorde con su música, ritmo y melodía. En 1998-1999 sucedió un hecho interesante vinculado con este tema. Una pareja de danza, compuesa por Noelia Telagorri y Adolfo Jaime, de Paraná, compitieron en el "Certamen para Nuevos Valores" del Pre-Cosquín, bailando el "tanguito montielero" y ganaron en todas las subsedes, incluso en la final. Hecho, si se quiere, muy auspicioso para los entrerrianos, considerando que el galardón fue obtenido nada más ni nada menos que en el escenario "Atahualpa Yupanqui" de Cosquín, la gran vidriera del folclore argentino. Son principales referentes de esta modalidad musical folclórica: Edmundo Pérez y Santos Tala. Ambos han realizado un interesante trabajo de investigación, tratando de exhumar, rescatar y poner en valor al "tanguito liso" o "montielero", pero también han compuesto varios temas, poesía y música que fueron grabadas oportunamente por ellos y por otros músicos, entre los que se cuentan a "Los Hermanos Cuestas", "Los del Gualeyán", "Los Hermanos Spiazzi", "Los Chamarriteros", Federico Gutiérrez, Ricardo Zandomeni, Julio López, José Albino y hasta el salteño Daniel Toro, que en su tiempo de grandes éxitos cantaba en los festivales del país el tanguito montielero "Entre el madarinal" (Santos Tala). Es interesante destacar también el aporte realizado por viejos musiqueros, dicho esto respetuosamente, músicos populares, para mejor conocimiento del tema. Entre ellos corresponde mencionar al señor Maslein, acordeonista de San Benito (Paraná); al señor "Pancho" Moreno, músico intuitivo múltiple y arreglador de instrumentos musicales, radicado en Hernandarias, casi 90 años, quien dice haber aprendido a interpretar canciones en sus años mozos de otros músicos de la zona; a Agustín Franco de Santa Elena. Este último pudo dejar grabado en un disco fonomagnético un repertorio de alrededor de 20 temas, realizado por el prestigioso investigador y musicólogo Carlos Vega en 1942, mientras realizaba trabajos de investigación por las poblaciones enclavadas a la vera del río Paraná, en viaje desde Buenos Aires a Asunción (Paraguay). La grabación, realizada en un disco de pasta, contiene las modalidades musicales tradicionales y folclórica vivas de Entre Ríos de los últimos años, no todas, pero sí la mayoría, a saber: chamarrita, tanguito montielero, vals criollo, pericón, milonga, compuesto entrerriano, chamamé, habanera, mazurca, schottis, polca rusa. También está grabada la propia voz de Agustín Franco, apuntando la modalidad de cada tema. En una parte dice "tocaré un tanguito antiguo que ahora llaman chamamé...me lo enseñaron en Federal, en 1905". Es un excelente testimonio y a la vez un verdadero documento, porque confirma primero la existencia de un repertorio habitual entre los músicos populares y, segundo, permite suponer que las raíces melódicas de todas y cada una de las especies musicales interpretadas por él, son mucho más profundas. Los archivos sonoros corresponden al Instituto Nacional de Musicología "Carlos Vega" (Buenos Aires), lugar donde están muy bien guardados y se los puede consultar. Hay otros datos no menos interesantes, que tienen que ver con el reconocimiento e inscripción en SADAIC. Hubo un primer intento allá por la década del '60, en una oportunidad en que Santos Tala y Edmundo Pérez quisieron registrar el tema "Arbolito de Montiel" bajo el rótulo de "tanguito montielero" que fuera rechazado por la institución por carecer de antecedentes, no estar documentado y no registrar grabación anterior en ese género musical. Recién en el año 2007, luego de que Edmundo Pérez presentara una carpeta y la correspondiente solicitud, el directorio de SADAIC resuelve crear un subgénero denominado "Tanguito montielero" dentro del género "Folclore" (Acta Nº 73. Fecha 08/10/2007). Hasta aquí he tratado de reflejar datos, testimonios y documentación del "Tanguito montielero", pero de ninguna manera es una tema agotado. Los jóvenes que cultivan las danzas, la música y el canto regional necesitan material informativo para sus expresiones artísticas, que los compositores e intérpretes provean la música para ser bailada o cantada en los eventos culturales. El "Tanguito montielero" ofrece singulares características: la preciosidad de su danza, el encanto de su poesía y la belleza de su melodía. Junto con la Chamarrita representa cabalmente a los entrerrianos.
Fuente: Revista "Cuando el Pago se hace Canto" - Edición Nro. 29. Pags. 16-17. 2009. Publicación anual de la Fiesta Provincial "Cuando el Pago se hace Canto", La Paz, Entre Ríos.
Editor responsable: Centro Cultural "Cuando el Pago se hace Canto". Coordinación General: Carlos "Mange" Casís, Italia 1395, La Paz (3190) Entre Ríos, Argentina. E-mail: carlosmangecasis@hotmail.com
Cruzó el océano en barco, envuelta en perfumes de tabaco, vino, limón y naranja de las portuguesas Islas Azores, donde nació nadie sabe cuándo, pero sí para qué: para alegrar al pueblo, para hacer cantar a los juglares de las calles y bailar a las parejas en los patios. Desembarcó en el sur de Brasil, se subió a las canoas que bajaban por el río Uruguay y desparramó sus sones hacia el este y el oeste, cambiando a veces de nombre y modificando apenas el ritmo, hasta detenerse y quedarse para siempre en Entre Ríos para formar parte de su identidad. La chamarrita, esa música tan entrerriana, se reconoce de todos modos si la nombran chimarrita o cimarrita, como en Brasil, o chamarra, como en algunas zonas de Uruguay.
Cuenta Ruben Cuestas –ese símbolo de la música entrerriana junto con su hermano Néstor, con quien integró durante décadas el célebre dúo Los Hermanos Cuestas– que la chamarrita vino con los azoreros (los nativos de las Azores) que emigraron de sus islas debido a la superpoblación y que, al llegar a América del Sur, algunos se quedaron en Brasil y se establecieron en Rio Grande do Sul; otros siguieron de largo y fundaron Yaguarón; un grupo marchó en diagonal hacia el sur por el territorio uruguayo y dio origen a Colonia del Sacramento, y los demás “cruzaron el río de los pájaros –que eso significa Uruguay– y se corrieron hacia el oeste, hacia la zona del Gauyquiraró –”pequeño gordo pintado”, afluente del Paraná y límite con Corrientes–, y que fue así como su música echó raíces junto con ellos en el nuevo e inmenso suelo americano.
Y en ese punto Ruben (sin tilde, por ser su nombre de origen oriental) se detiene para hablar de Linares Cardozo (Rubén Martínez Solís, 1920 - 1996), ese maestro entrerriano que se dedicó a rescatar la cultura del pago en todas sus vertientes: la música, la pintura, la historia, la investigación y tantas más.
“Fue don Linares –señala Ruben– quien redescubrió la chamarrita en el límite de Entre Ríos y Corrientes, y por eso compuso La lindera, una canción cuyo título la define. Es que esta música se Se la reconoce de todos modos si la nombran cimarrita o chamarra Los hermanos Cuestas había ido perdiendo en Corrientes, donde reina el chamamé, y se estaba desdibujando en Entre Ríos hasta que el investigador, tras pacientes y constantes rastreos, logró rescatarla y difundirla con las características que hoy la identifican. Escribió el periodista Luis María Serroels sobre don Linares: “Interminable lista de títulos jalonan su obra creativa, pero ha sido un ritmo, la chamarrita, lo que nos llevó a sentirnos depositarios de un género que en pocos años terminaría consagrando nuestra identidad musical”.
Algunos folklorólogos aseguran que el actual rasguido doble o sobrepaso correntino, no es otra cosa que la vieja chamarrita. En Uruguay, el ritmo de la chamarra es a veces un poco más rápido que el de este lado del río.
LATIDO ENTRERRIANO Los Hermanos Cuestas supieron ponerle voz, música y silbido –sobre todo, silbido– a tantas chamarritas que ya perdieron la cuenta, pero no el ritmo. Porque aunque se dediquen a otras actividades, su corazón late al compás de la música que los identifica con su pago y con su gente.
Ruben, que vive en una casa en las afueras de la ciudad de Paraná –de donde muchas veces no puede salir a causa de las tremendas lluvias que se ensañan con una región maltratada por los hombres– es presidente de la Comisión Permanente de Homenaje a Linares Cardozo, uno de cuyos logros fue insertar el Día de la Chamarrita Entrerriana –el 29 de octubre– en el calendario escolar, idea que en 2004 se convirtió en Ley Provincial.
El músico, con más alegría que nostalgia, dice del dúo que conformó con su hermano menor: “Los Hermanos Cuestas imaginamos con inmensa satisfacción que nuestra propuesta musical, que rescatara en la década del 50 el gran Linares Cardozo, haya sido tomada con regocijo por los entrerrianos, que se sienten identificados y, más aún, que haya traspasado los límites nacionales logrando que su nombre, chamarrita, sea sinónimo de Entre Ríos”. El más joven del dúo, que vive en la ciudad de Diamante, sede del Festival de Folklore provincial, expresó tiempo atrás: “Me llamo Néstor Cuestas y, con mi hermano Ruben presentamos la chamarrita con una melodía original. Diamante y la provincia entera son una canción; canta el monte porque es cuna de pájaro, el río porque es cuna de piedra, y el bronce porque es sede de héroes”.
Ambos coinciden en la felicidad que les provoca oír esta música en otras voces, y se emociona Ruben cuando señala que el maestro Linares En Uruguay el ritmo de la chamarra es a veces un poco más rápido escribió el “himno” de su provincia: “Entrerriano/pa’ lo que guste, paisano,/en un apretón de mano/se va toda mi amistad”.
LATIDO ORIENTAL Se llama Héctor Numa Moraes, es uno de los máximos representantes del canto popular uruguayo, nació en Curtina –un pequeño pueblo del departamento de Tacuarembó, ese pago norteño donde nadie duda de ser coterráneo de Carlos Gardel–, y tiene mucho para decir sobre la chamarrita, uno de los ritmos que integran su cancionero y, tal vez, el que más hermana a los territorios más hermanos: la provincia de Entre Ríos y la República Oriental del Uruguay.
Dice Numa: “La chamarrita es un ritmo que desde muy gurí pobló mi universo cancionero. Llegaba a través de acordeonas gaúchas y se mixturaba al cruzar la frontera, pero también me llegaba desde otro lado porque, cuando iba a Tacuarembó don Aníbal Sampayo (el cantor de Paysandú cuyo estilo es el más próximo a las formas conocidas en el Litoral argentino), siempre cantaba alguna chamarrita, distinta de las que llegaban del norte. ¿En qué estaba la diferencia? Por supuesto, no lo podía saber. Sólo que a veces le decíamos chamarrita, otras veces chamarra, y Pedro Larrique, cantor de Durazno, grabó una cimarrita... Cuando José Carbajal, El Sabalero, aparece cantando, interpretaba muchas chamarritas, y era de Colonia. Es decir que ese ritmo estaba muy metido en todo el cancionero uruguayo”.
Y continúa el cantor con sus recuerdos, que involucran al mayor referente vivo de los estudiosos de la cultura del país, su ex profesor de Literatura y compañero de tantas obras musicales, Washington Benavides: “Cuando preparamos con Washington el primer disco, él recordó una vieja melodía que cantaba su padre, en portugués: ‘La chamarrita no es de aquí,/es de allá, de la frontera,/ella vino de gallo en gallo,/cantó de nuevo en nuestra tierra’, y fue ésta la primera canción que canté con texto de Benavides, ya que él tradujo esta estrofa y le agregó otras hermosísimas... pero el ritmo que utilizamos no fue de chamarrita sino de habanera. ¡Una habanera que le canta a la chamarrita!”
Algunos difusores de este ritmo interpretado con acordeón, a veces piano, bandoneón, guitarra y en algunos casos hasta con arpa, y que se baila en pareja enlazada, son nombrados con respeto y admiración por Ruben Cuestas: Tarragó Ros (padre), Mario Millán Medina, Ricardo Zandomeni, Edmundo Pérez, Abelardo Dimotta, Ariel Ramírez y Los Trovadores.
Los mismos Hermanos Cuestas, en toda su obra, hicieron hincapié en la chamarrita, “dignificándola con orquesta y coro” y sumando el célebre silbido que los caracteriza, con el que recrean el trinar de los pájaros de la región.
Otros cantores también aman esa música. Uno de ellos es Antonio Tarragó Ros (hijo), que compuso "La chamarrita entrerriana"; Los Musiqueros Entrerrianos (“Chamarrita de Entre Ríos/ chamarrita de las costas/bellos paisajes queridos”) y Los del Gualeyán, entre tantos.
Cuando en la provincia de Entre Ríos se produce el rescate musical y la difusión de la chamarrita por obra y talento de don Linares Cardozo y se investiga acerca de la posible coreografía de la danza por parte de Aníbal Sampayo y don Florencio López; o argentinos y orientales saben de la chamarrita por la seriedad de estudios realizados por el uruguayo Dr. Fernando Assunção, Edmundo Pérez, entonces joven intérprete, se apasiona por el tema y graba por primera vez la chamarrita con medida coreográfica, lo que le permite a nuestros cuerpos de danzas provincianos, mostrar la galanura de nuestra música y de nuestra danza prohijada, la que llegó de allende el mar.