El chamamé instrumental "La calandria", de notable inspiración y destacada y bella melodía, fue concebido por Isaco Abitbol no solamente como un chamamé más de su autoría, como una obra más, sino como una pieza musical muy especial, ya que en sus notas comprente tanto la ambientación y el paisaje en los cuales se desarrolla la idea musical, como la misma esencia y canto del ave, sublimando éste a través de la melodía, que tiene la infinita nostalgia del bien perdido.
Y esa sublimación, esa infinita nostalgia del bien perdido, se da justamente porque la verdadera inspiradora de "La calandria" era una muchacha de la ciudad de Alvear a la que cortejaba Isaco Abitbol en su juventud, pero el padre de ella no lo quería porque aspiraba a que su hija se casara con un profesional o con alguien que le diera la suficiente seguridad económica que un bohemio, un músico como Isaco Abitbol, preveía que no le iba a poder dar, ello al mejor estilo de los pueblos y de la época. Isaco Abitbol, entonces, se fue a Buenos Aires para tratar de triunfar y volver luego triunfante a Alvear a buscar a la guaina de sus amores. Pero sucedió que cuando Isaco Abitbol volvió a Alvear, después de un tiempo, la mujer amada ya se había casado con otro.
La calandria, la más visible en su representación musical de la obra, es un pájaro de unos 27 cm de largo, gran caminador y de rápida carrera, que tiene el plumaje con colores apagados con el dorso pardo-grisáceo con débiles rayas oscuras. Sus alas son cortas y más oscuras con algo de blanco en algunos ejemplares, con cola larga, y con el vientre y el cuello blanquecinos. Su pico es largo y delgado el cual le sirve especialmente para capturar los insectos de los cuales se alimenta.
La calandria es una excelente cantora, con un gorjeo muy agradable que tiene la capacidad de imitar el canto de otras aves, los ruidos de su entorno, el silbido humano y también la música que escucha. Su canto armonioso posee notas muy variadas que no se repiten dos veces seguidas en el mismo orden.
Y justamente en el chamamé "La calandria", Isaco Abitbol recoge esas características de su canto, en la primera de las dos partes musicales que bien definidas y distinguibles tiene la obra, a través de la música y de los instrumentos, en particular del bandoneón, en forma sublimada, figurativa e imitativa.
En la primera grabación de "La calandria" realizada por el Cuarteto "Santa Ana" en el año 1946, se incorporó un recitado inicial a cargo de Ricardo Llanos (nota: también conocido como Julio Montes, ambos seudónimos de Hugo César Sosa), figurando la autoría de Isaco Abitbol en forma exclusiva. En las grabaciones siguientes, años 1968 y 1984, ya aparecen como autores Isaco Abitbol y Julio Montes.
El chamamé "La calandria", entonces, fue grabado por el Cuarteto "Santa Ana" dirigido por Isaco Abitbol y Ernesto Montiel (Nota: con bandoneón de Isaco Abitbol, sin acordeón) el 12 de diciembre de 1946 con recitado a cargo de Ricardo Llanos, seudónimo utilizado por Julio Montes cuando ingresó al Cuarteto "Santa Ana" (Nota: disco "Trébol de Oro del Chamamé - Lo mejor de lo mejor - Volumen 1"). Luego, fue grabado por Isaco Abitbol y su conjunto en el año 1968 con recitado a cargo de Roberto Galarza (Nota: disco "En la bailanta", con Isaco Abitbol en bandoneón, Roberto Galarza en voz y guitarra, y Migdonio Pérez en guitarra), luego en una grabación tomada en vivo en el Estadio Obras el 8 de junio de 1984 (Nota: disco "Grande maestro!!!", con guitarras de Ángel Dávila y Antonio Tarragó Ros), y en el año 1986 en el marco de la discografía de León Gieco (Nota: disco "De Ushuaia a la Quiaca - Volumen 3", grabado en la estación de tren de Curuzú Cuatiá, con León Gieco en guitarra). Finalmente, lo volvió a grabar el Trío Correntino "Pancho Cué" en el año 1993 (Nota: disco "La sinfónica chamamecera", con Isaco Abitbol en bandoneón, Rubén Miño en acordeón y Nicolás Antonio Niz en guitarra, editado en 2005).
Tapa del disco "En la bailanta". Incluyó "La calandria", con recitado de Roberto Galarza. Año 1968.
Tapa del casette "Grande Maestro!!!". Incluyó "La calandria", con guitarras de Ángel Dávila y Antonio Tarragó Ros. Grabado en vivo en el Estadio Obras, Buenos Aires, año 1984.
Tapa del disco "La sinfónica chamamecera". Incluyó "La calandria" ejecutada por Isaco Abitbol (bandoneón), Rubén Miño (acordeón) y Nicolás Antonio Niz (guitarra). El tema fue grabado en 1993 y fue incluido en el disco editado en 2005.
Música: Isaco Abitbol
Glosa: Julio Montes
Según reza una leyenda
de mis selvas correntinas,
la Calandria era una guaina
muy cantora y peregrina.
Ambulando por los montes
iba la guaina cantando
y alegrías y canciones
a su paso iba dejando.
Por su canto dulce y puro
Dios premió luego a esta china,
transformándola en calandria
de mis selvas correntinas.
Grabado por el Cuarteto "Santa Ana" con recitado de Ricardo Llanos (12/12/46), por el conjunto "Isaco Abitbol-Roberto Galarza" con recitado de Roberto Galarza (1968), y sin recitado en 1984, 1986 y 1993.
Actuación en vivo de Isaco Abitbol (bandoneón) y Nicolás Antonio Niz (guitarra)
NOTA DEL AUTOR DEL BLOG:
Existe una versión cantada de "La calandria", con letra de Ramón Ayala, la cual ha sido grabada por María Ofelia (disco "La calandria", año 1995), Rosendo y Ofelia (disco "Enamorados de la libertad"), Teodoro Cuenca (disco "Misiones, la magia de un sueño", año 1995), entre otros.
LA CALANDRIA (versión letra)
Autor: Ramón Ayala
penar, volar, buscar por la selva quemada.
Sentir su voz cuando la muerte se ha llevado
un tiempo azul de alas que no volverán.
Soy la Calandria que solloza por su herida...
soy el dolor del monte preso en su agonía.
Soy el clamor del río lleno de horizonte...
soy la pasión que vuelve cada amanecer.
Estribillo
Por el camino vuelve a mí
un tierno canto de cristal,
un espejismo, un frenesí,
un regresar del más allá.
Con la sombra va muriendo el día
y es noche eterna en mi corazón.
El rumbo del sol,
por el viento fugaz,
en recuerdo se enciende
su piel montaraz.
Sólo plumas ruedan por mi alma
en el desierto de mi soledad.
Por qué Señor el hombre pasa por la vida,
sin ver el sol que habita en las cosas sencillas...
el resplandor del monte vivo en su alegría,
matando el pájaro y su propio corazón.
el resplandor del monte vivo en su alegría,
matando el pájaro y su propio corazón.
No quiero ser un árbol muerto en el camino
crucificado sin madera ni destino.
Ya no tendré jamás el sueño de su pico,
la miel del alma que enjoyara su sabor.
Fuente:
Gutiérrez Miglio, R. 2013. Isaco Abitbol "El patriarca del chamamé" y sus cantores. Ediciones El Reino Guaraní. Buenos Aires. p. 270-272.
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