Hola amigos del blog.
Les dejo hoy la historia de esta canción-leyenda de la flor del ceibo, de obra de Osvaldo Sosa Cordero (1906-1986), poeta, glosista, autor y compositor correntino nacido en Yaguareté Corá (hoy Concepción). Para más datos sobre su biografía, recomiendo consultar el sitio de la Fundación "Memoria del Chamamé".
Será hasta la próxima.
Pablo
Osvaldo Sosa Cordero nació en el pueblo de Yaguareté Corá, hoy llamado Concepción, en la provincia de Corrientes, el 6 de julio de 1906 y falleció en la ciudad de Buenos Aires el 19 de septiembre de 1986.
Fue poeta y entre otras obras escribió el "Romancero Guaraní", y fue autor de tangos grabados por exitosas orquestas típicas como "Buenas noches Buenos Aires", "Embrujo", "Yo llevo un tango en el alma", "Para Corrientes", la milonga "De pura cepa" y los candombes "Café" y "Charol", este último de gran suceso en la voz de Alberto Castillo, entre otros.
Osvaldo Sosa Cordero
Fotografía extraída de la Fundación "Memoria del Chamamé"
También fue autor de temas litoraleños como "Tus raros antojos", "Naranjerita", "La novia del Paraná", "Juan Payé", "Nendivei", la segunda letra de la obra musical de Damasio Esquivel "Alma guaraní" y "Cambá Cuá", entre muchos más.
Además, tuvo su propio conjunto musical denominado "Osvaldo Sosa Cordero y sus Correntinos" con el cual llegó a registrar grabaciones.
Radicado con sus padres desde chico en la ciudad de Buenos Aires, ya al comienzo de la década del '30 escribía temas guaraníes encargados por Jaime Yankelevich, importante productor discográfico y radial, con destino a ser estrenados por Samuel Aguayo. Así nacieron algunas de sus obras musicales.
En el año 1943, Osvaldo Sosa Cordero tenía a su cargo los números litoraleños del espectáculo folklórico denominado "Voces de mi tierra" que presentaba el empresario teatral Pascual Carcavallo en el teatro "Presidente Alvear" de la calle Corrientes 1659, donde Francisco Canaro presentaba su comedia musical "Buenos Aires de ayer y de hoy". Para el espectáculo "Voces de mi tierra" fue que Osvaldo Sosa Cordero escribió su canción guaraní "Anahí", basándose en la leyenda de la flor del ceibo.
Su inspiración nació cuando en el año 1943 tuvo que concurrir a Tribunales, al edificio ubicado enfrente de la plaza Lavalle, a hacer un trámite. Al salir de allí se sentó a descansar en la plaza pensando en el tema musical que debía componer para presentar en la obra aludida. En esa plaza Lavalle, que con el nombre de "Plaza del Parque", porque justamente donde actualmente está Tribunales, estaba el "Parque de Artillería", en los días de la década del '10 era uno de los espacios verdes de la ciudad mejor cuidados, con sus canteros florecidos y sus árboles de distintas especies, ya que contaba con grandes aromos, pinos, cedros, ceibos de Jujuy, y otras especies como el ombú y una enorme magnolia que rodeaba el asiento circular adonde por las tardes amigos y vecinos se reunían en animadas tertulias. Y allí, en la plaza Lavalle, se sentó Osvaldo Sosa Cordero pensando en el tema musical que debía componer para la obra. Y al ver los ceibos allí existentes, en la parte de la plaza que da a Tucumán y Talcahuano, de flores rojas y brillantes, elaboró, inspirándose en ellos, el tema en base a la leyenda, asignándole el nombre de "Anahí" a la princesa guaraní, heroína de la misma.
La flor de ceibo, según la leyenda, simboliza la pureza y altivez de la raza guaraní. Por tal motivo, recuerda la bravura de una princesa india, valiente e indomable, de rostro feo y voz sumamente dulce, llamada Aka'e, y a los valientes guerreros que habitaban las orillas del río Paraná. Aka'e un día fue aprisionada por enemigos de los indios guaraníes, pero logró huir de su cautiverio dando muerte al centinela que la custodiaba. Fue apresada nuevamente y por dicha muerte fue condenada a morir en la hoguera. Fue atada a un árbol y al llegar la noche, fue incendiada en presencia de todos, siendo envuelta por las llamas. El árbol y la india, al quemarse, fueron adquiriendo una extraña forma y un extraño color, y al llegar la aurora estallaron en múltiples flores, transformándose en una nueva planta con flores rojas, que fue la flor de ceibo. Este martirio encarna la bravura de toda una raza que jamás se quiso doblegar: la raza guaraní.
El nombre "Anahí", en realidad "Ana-í", es el nombre "Ana" utilizado en diminutivo, "Anita", pero en diminutivo guaraní, con la "i" final. El nombre Ana proviene del hebreo "Hannah" que significa "dotada de misericordia". Ese nombre "Anahí" o "Ana-í" no era utilizado por los guaraníes ni fue inventado por Osvaldo Sosa Cordero. Los primeros registros del nombre "Anahí" datan recién de la década del '20.
Una vez terminada la canción "Anahí", fue estrenada en la citada obra "Voces de mi tierra" en el teatro "Presidente Alvear", y fue grabada por el conjunto "Osvaldo Sosa Cordero y sus Correntinos", con la voz de Jovita Luna, el 6 de diciembre de 1943.
Samuel Aguayo la grabó el 25 de septiembre de 1951 con su conjunto guaraní, y el 10 de abril de 1958 con su gran orquesta paraguaya.
ANAHÍ - guarania
Letra y música: Osvaldo Sosa Cordero
Anahí, las arpas dolientes
hoy lloran arpegios que son para tí.
Anahí, recuerdan acaso
tu inmensa bravura reina guaraní.
Anahí, indiecita fea
de la voz tan dulce como el aguaí (1).
Anahí, Anahí,
tu raza no ha muerto,
perduran tus fueros en la flor rubí.
Defendiendo altiva tu indómita tribu
fuiste prisionera,
condenada a muerte ya estaba tu cuerpo
envuelto en la hoguera,
y en tanto las llamas lo estaban quemando
en rojas corolas se fue transformando,
la noche piadosa cubrió tu dolor
y el alba asombrada
miró tu martirio hecho ceibo en flor.
(1) Árbol frutal, su fruta.
Texto extraído de:
Gutiérrez Miglio, R. 2008. Samuel Aguayo, el rey de la canción guaraní. Ediciones El Reino Guaraní, Buenos Aires. 96 p.
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