Hola mis amigos.
Revolviendo entre mis cosas, encontré este texto que quiero compartirlos con todos ustedes.
Se trata de la letra -y su historia- del poema "Avío del alma" de Julián Zini y que hace varios años -cuando el propio Zini tenía su página web (creo que fue en el año 2003)- lo había "bajado" y copiado porque me traía muchos recuerdos de mi temprana adolescencia.
A este poema lo escuché por primera vez en diciembre de 1983 por "Los de Imaguaré", en el disco "Memoria de la sangre", cantado por "Michel" Sheridan y Julio Cáceres (con el recitado también de Julio). Era fin de año y yo estaba en 1er. año de la secundaria. Había que hacer la representación teatral de "Avío del alma" y el profesor encargado de llevar adelante la obra, tenía el vinilo recién comprado. Y me llamó mucho la atención de ese grupo chamamecero, hasta tal punto que le pedí a mi papá que comprara el cassette. Hasta ese entonces, yo para nada era chamamecero, y ni siquiera me sentía atraído por esta música.
Y precisamente ese cassette -que aún conservo- es el que está en este blog en la entrada "Los de Imaguaré - Memoria de la sangre".
Además, una versión del propio Julián Zini y su conjunto "Neike chamigo", también está en este blog.
Espero que les guste.
Será hasta la próxima, Dios mediante.
Pablo
Estación "Monte Caseros" (Corrientes)
Fuente: Foro Transportes
Fuente: Foro Transportes
Escribe Julián Zini
Si mal no recuerdo, fue el 9 de marzo de 1950.
Mi padre me embarcó en el tren "Urquiza", desde Monte Caseros rumbo a Corrientes capital. Aunque iba con cuatro chicos más, era mi primer viaje solo. Me estaba yendo al Seminario.
Tenía 10 años y hoy me suena a cuento... Me causa risa recordarlo, pero es cierto. Mi pequeño "avío" eran cuatro "sanguches" de galleta y mortadela, más un litro de mate cocido. El tren salió a las 4 de la tarde. Así viajé 7 años a Corrientes, y después 7 años a La Plata. Primero al norte, luego al sur. La consabida caja de zapatos con la gallina hervida, el matambre y demás, era todo un ritual.
Y teníamos la hermosa mala costumbre de, apenas arrancaba el tren, había que echarle un vistazo al avío:
-A ver fulano, bajá tu gallinita...
Y casi siempre venía la "probada" con las respectivas ponderaciones del caso y "el convite"... Cada vez que pienso en el avío, suelo pensar en cuánto se nos achaca de "imprevisores" y me cuesta creer, aunque sea cierto, que lo seamos...
Este gesto feliz de nuestro modo de ser, me ayudó a descubrir otro "avío" que lleva la gente como un verdadero "Avío del alma".
Padre Julián Zini
AVÍO DEL ALMA (Poema de Julián Zini - Música de Julio Cáceres)
Si ven que el San Jorge y la araña pelean,
si anoche escucharon a los suirirí,
si habló la ranita y el charque gotea,
seguro que el tiempo se está por venir.
-Va a cambiar el tiempo -nos dijo la abuela,
porque han florecido los tipichata…
va a cambiar, no ven que las hormigas vuelan
y el viento está dulce de niño-rupá…
Va a cambiar el norte está sacando agua,
y ya van tres días que soplando está;
cielo de ovejitas” “después de un sol de agua”,
cuando entre la luna, el tiempo se vendrá…
Ese era el lenguaje sabio de la abuela,
que se hizo en la escuela de un pueblo arandú;
¡va a cambiar, es cosa de tener paciencia,
esa vieja ciencia de los poriajhú!
-Va a cambiar el tiempo-,me acuerdo decía
la abuela esa tarde en que mamá lloró
preparando el bolso, puesto que, partía
rumbo a Buenos Aires mi hermano mayor.
-Aquí está su ropa y aquí está su avío:
le hice una gallina, matambre y chipá;
van unas naranjas y unos pastelitos
y aunque el viaje es largo, pienso, ha de alcanzar…
No olvide su abrigo que es de lana cruda
y lleve el ponchillo que usó su papá…
Y entonces la abuela, como quien ayuda,
tragándose un llanto, volvió a sentenciar:
-Vaya con cuidado; sea manso y prudente,
que Dios y la Virgen le han de acompañar;
para los peligros sepa ser creyente:
Santa Catalina no le va a fallar.
Y en los temporales de la vida tenga
presente a su madre que lo supo alzar
cuando usted era chico contra la tormenta:
venciendo al mal tiempo sólo con rezar…
Sepa que en su alma lleva usted otro avío
que es como una herencia de amor familiar;
se lo dio su gente, su pago querido,
y en su sangre joven se ha de retornar.
Le hablo de esas ganas de brindarse a todos,
del corazón grande, valiente y capaz,
de jugarse entero y encontrar el modo
de salir a flote en la adversidad.
Le hablo de esa mano tendida y abierta,
con el gesto antiguo de la caridad,
mano de chamigo que se da sin vueltas,
del que abre la puerta y ofrece su pan…
Avío del alma hecho de franqueza,
sencillez, respeto, hombría y lealtad…
Ya ve, siendo pobre, lleva una riqueza;
recuerde: se aumenta, compartiéndola.
Y oiga bien, un día cuando cambie el tiempo,
si este avío le dura dentro de su ser,
usted o sus hijos, o acaso sus nietos,
por Dios y la Patria tendrán que volver.
Sepa que yo al irme a “la tierra sin males”,
dejaré mis huesos y mi corazón
abonando el suelo del que hoy usted sale
¡y para el que quise siempre lo mejor!!!
Ese era el lenguaje sabio de la abuela
que se hizo en la escuela de, un pueblo arandú;
¡va a cambiar, es cosa de tener paciencia,
esa vieja ciencia de los poriajhú!
Aunque lo que relata esta letra no lo viví yo personalmente, sí ha ocurrido en mi familia, y no puedo evitar la piel de gallina y algún lagrimeo cada vez que lo escucho. ¡Temazo!
ResponderBorrarUn hermoso poema, y me imagino a mi viejo allá en la distancia del tiempo atrás haciendo este tipo de viajes desde Asunción a Buenos Aires
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