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miércoles, 14 de abril de 2010
El acordeón de un paisano redondo - Don Ricardo Zandomeni
Hola a todos.
El 13 de abril del año 2009, nos dejaba don Ricardo Zandomeni. Por iniciativa de Inés Ricarde, entregamos aquí un humilde homenaje para este amigo al cumplirse el primer aniversario de su desaparición física.
Gracias Inés!
Pablo
Escribe: Tirso Fiorotto (Paraná, Entre Ríos).
Ya preparaba una chamameceada flor entre amigos y nietos, el "Bataraz", para festejar los 80 el 11 de junio, y no vá que tropieza con un infarto.Cayó en su ley, rodeado de fuelles y cuerdas. No hay criollo y no hay gringo que le mezquine en estas horas un sapukay de despedida, porque con Ricardo Bernabé Zandomeni se ha marchado un paisano redondo, redondo y además alegre.
Qué hombre observador. Volver a escuchar las grabaciones con su clásico conjunto "Guayquiraró", es un privilegio. Fino en la afinación de los instrumentos de los músicos más delicados, como fino para calar el espíritu y las costumbres de su aldea, y para interpretar los temas al estilo Dimotta, el "Bataraz" tenía reservado un lugar en su ranchada de la calle Alejandro Carbó, de la capital entrerriana, para todo chamamecero que quisiera hacer la noche allí, con la paciencia, claro de Celia su compañera.Y paciencia, porque Ricardo era amigo de muchos. Había gente de guitarra y acordeón que no podía pasar por Paraná sin saludar al "Bataraz", y algunos le caían con un cordero para no sorprender a la patrona con la heladera vacía.
Así lo recuerdan sus hijos: acomodado a los botones de su acordeón, junto a la ventana, para que los gurises de guardapolvo se demoraran dos minutos en la vereda, a disfrutar bien temprano las melodías nuestras, antes de entrar al aula.Y como era festivo y travieso (eso se nota incluso en sus composiciones), Celia misma lo recuerda con una sonrisa. "Lo conocí en una fiesta, por eso me hizo el chamamé "Paso de la Arena" (ríe). Nosotros vivíamos en Paso de la Arena, y mis padres no sabían nada. Una vez él había tenido un casamiento en El Quebracho, y a la madrugada en vez de venirse para acá, pasaron el arroyo y se me apareció, llegó con los músicos, serían las cuatro de la madrugada. De repente, empiezo a escuchar el acordeón de él...Me había conocido hacía poquito. Y bueno, nos tuvimos que levantar para hacerlos pasar, habían llegado los músicos.
Estuvieron todo el día, y después se vinieron".Y qué cancha, Ricardito, para ponerle humor a las cosas del día, a los asuntos de su gente. Hay una polca, "La Dudosa", que ironiza sobre la muerte de Alfredo Yabrán (eso creemos), y los mismos títulos de sus obras muestran, de entrada, una creatividad innata. Como el valseado "Seguime si podé", la polca "La esquila de la iguana", o la ranchera "Revuelva y deme de abajo".
"Verano de gran calor, / sol a sol, las doce horas, / zumbabam las trilladoras / con el motor a vapor. / De la olla, alrededor, / la peonada y el trabajo / en el recuerdo me trajo / una anécdota de entonces: / dijo el finao Pancho Monge, / ¡revuelva y deme de abajo!".¿Y esa rara esquila? "Con lazos y boleadoras se ve la genta paisana / en la esquila de la iguana y también del yarará, / mucho trabajo haberá para todo el jornalero, / la rusada compra el cuero que usa de cojinillo; / con la cola harán anillos pa' exportar al extranjero".
Chamamecero de pura cepa, Ricardo Zandomeni alcanzó la fama sin embargo por una zaga de tres polcas llamadas "El carro verde", "La vuelta del carro verde" y "El fin del carro verde", homenajes pintorescos al principal vehículo de transporte en las colonias alemanas y al mundo que lo circundaba."En Aldea Valle María cuando volvía / una perrada con tal porfía / a mis caballos no los dejaba de torear. / Y Regina que me esperaba en Spatzankutter / una pollera toda floreada / ella sabía que yo le tráia pa' regalar", dice la polca y sigue: "En Brasilera sí, me paré para descansar...".
Notable, el logro de Ricardo, de incorporar a la música popular los nombres de las aldeas acriolladas, de nuestros inmigrantes.Ese era Zandomeni, acordeón de tres hileras, guitarra, bandoneón, todo le caía a medida. Así podía afinar un violín, una "chancha" como le llaman al contrabajo, y llegó a componer 120 temas, todos registrados, muchos con letra propia, y a grabarlos incluso con su voz tan carismática y característica por el ceceo. "Por todas partes la veo y hasta en la imaginazión...recuerdos de una iluzión", se escuchan las zetas del "Bataraz".
Amigo de Isaco Abitbol, de Mario Millán Medina, de Abelardo Dimotta, nada menos, había recibido en su casa humilde a grandes como Raúl Barboza, Jorge Cafrune, Monchito Merlo, y numerosos cultores del chamamé de Corrientes y Entre Ríos que lo buscaban por la amistad, y por la afinación de sus instrumentos que no entregan a cualquiera.
Edmundo Pérez lo recuerda con gran aprecio. "Jamás le di el acordeón para afinar a otro que no fuera Ricardo, él era muy responsable, y además era un gran melodista y poeta. Nos conocimos en los años '50, cuando le llevé un acordeón para que lo afinara, y después hicimos varias obras juntos", dice con orgullo don Edmundo, otro baluarte de la música del Litoral.
Las voces que acompañaron al "Bataraz"
Juan Cabral, guitarra y voz; Celestino Fernández, guitarra y composición; Federico Gutiérrez, canto y guitarra; Oscar "Cacho" Gauna, canto y animación; Silvia Zandomeni e Inés Ricarde también en la voz; Ariel Zandomeni en la guitarra; "Coco" Zini en el bandoneón; y así podría seguir la lsita de compañeros inseparables de Ricardo Zandomeni en su recordado conjunto "Guayquiraró".
Con él grabaron "Hormiga Negra", Rubén Dolhartz, Edmundo Pérez...Son muchos los discos del grupo dirigido por Zandomeni: "Sangre de toro", "Recordando a Mario Millán Medina", "Brisas montieleras", "Recordando al pago", "Pa' que baile el paisanaje", "A mi pago querido", "Costeando el río Gualeguay", "El carro verde"...con ellos se ganó distinciones en SADAIC y en varias municipalidades de la zona.
Descendiente de italo-austríacos, el músico nacido en la colonia La Argentina (cerca de Villa Urquiza) llevaba su oficio en la sangre, desde que su padre Juan Zandomeni tocaba el clarinete y el violín, y su tío Pancho afinaba instrumentos también, y le legó muchos rudimentos.
Fuente:
Revista "Cuando el Pago se hace Canto" - Edición Nro. 30. Pags. 71-72. 2010.
Publicación anual de la Fiesta Provincial "Cuando el Pago se hace Canto", La Paz, Entre Ríos.
Revista "Cuando el Pago se hace Canto".
Editor responsable: Centro Cultural "Cuando el Pago se hace Canto".
Coordinación General: Carlos "Mange" Casís, Italia 1395, La Paz (3190) Entre Ríos, Argentina.
E-mail: carlosmangecasis@hotmail.com
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