Uno vive en mi querido y anhelado Entre Ríos, más precisamente en Concepción del Uruguay y su apellido coincide con un pueblo ubicado en esa provincia. Se trata de don Pedro Larroque. Buen acordeonista el hombre también.
El otro, en la fría y lejana Patagonia y lleva el chamamé en la sangre como buen correntino que es. Daniel Nazar se llama y vive en Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut.
No conozco personalmente a ninguno de ellos. Sin embargo, con solo leer lo que escriben cuando por las noches nos conectamos, me doy cuenta que son buena gente y que cada uno es como un libro abierto...cómo desearía sentarme al lado de ellos, mate de por medio, para escuchar durante horas y horas las historias de los grandes músicos chamameceros.
A veces, cuando estamos en comunicación simultánea los tres, me siento descolgado. No me queda otra que poner a descansar mis dedos y leer lo que intercambian entre ellos...Es una maravilla lo que saben. El haber nacido en el 70 no me ha permitido conocer lo suficiente de los viejos chamameceros que se fueron y de aquellos conjuntos que ya no están pero que sin embargo quedaron sus testimonios en los recordados discos de vinilo.
No les pregunto cuáles son sus profesiones. No me interesa. Sólo sé que aman lo que hacen y quizás dejan parte de su tiempo para estar preparando las programaciones diarias o gastan de sus bolsillos para comprar materiales sin esperar por recibir nada a cambio...
Paisanos...Uds. también son parte de esta querida música. No bajen los brazos. Los chamameceros los necesitan. Ellos no se sentirían realizados sin el trabajo de Uds.
Vaya este humilde reconocimiento.
Un abrazo a la distancia y viva el chamamé...!
Hasta la próxima...
El otro, en la fría y lejana Patagonia y lleva el chamamé en la sangre como buen correntino que es. Daniel Nazar se llama y vive en Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut.
No conozco personalmente a ninguno de ellos. Sin embargo, con solo leer lo que escriben cuando por las noches nos conectamos, me doy cuenta que son buena gente y que cada uno es como un libro abierto...cómo desearía sentarme al lado de ellos, mate de por medio, para escuchar durante horas y horas las historias de los grandes músicos chamameceros.
A veces, cuando estamos en comunicación simultánea los tres, me siento descolgado. No me queda otra que poner a descansar mis dedos y leer lo que intercambian entre ellos...Es una maravilla lo que saben. El haber nacido en el 70 no me ha permitido conocer lo suficiente de los viejos chamameceros que se fueron y de aquellos conjuntos que ya no están pero que sin embargo quedaron sus testimonios en los recordados discos de vinilo.
No les pregunto cuáles son sus profesiones. No me interesa. Sólo sé que aman lo que hacen y quizás dejan parte de su tiempo para estar preparando las programaciones diarias o gastan de sus bolsillos para comprar materiales sin esperar por recibir nada a cambio...
Paisanos...Uds. también son parte de esta querida música. No bajen los brazos. Los chamameceros los necesitan. Ellos no se sentirían realizados sin el trabajo de Uds.
Vaya este humilde reconocimiento.
Un abrazo a la distancia y viva el chamamé...!
Hasta la próxima...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario